Vitamina D3
Vitamina D3

A medida que va finalizando el año, muchos comienzan a pensar en sus objetivos para el año que viene. Por supuesto, cada uno tiene diferentes metas pero todos buscamos algo en común: el bienestar. Y, desde luego, hacemos lo que esté en nuestras manos para gozar de buena salud.

¿Cómo lograrlo? Con la rutina de siempre: nutrición adecuada y ejercicio constante. En el vasto universo de la nutrición, se nos ponen muchas alternativas por delante, pero pocas combinaciones funcionan tan bien como un dúo vitamínico: vitamina D3 y K2. Juntas, estas vitaminas no solo fortalecen nuestras defensas, sino que también aportan equilibrio y estabilidad a todo nuestro organismo. ¿Quieres saber cómo? Sigue leyendo.

Vitamina D3: Un Rayo de Sol para Nuestras Defensas

La vitamina D3, a menudo llamada “la vitamina del sol”, es una pieza fundamental en el rompecabezas de nuestro sistema inmune. Aunque solemos asociarla con la salud ósea, también ofrece un gran potencial para regular las respuestas inmunitarias.

Cuando los rayos solares inciden sobre nuestra piel, nuestro cuerpo produce vitamina D3 que posteriormente viaja por el torrente sanguíneo ayudando a reclutar diferentes tipos de células inmunitarias, como los macrófagos (células que engullen y destruyen patógenos) y linfocitos T (células que coordinan la respuesta inmunitaria).

Tan necesaria es la presencia de esta vitamina en nuestro organismo que hay investigaciones que avalan su uso pues ayuda a nuestro sistema inmune a protegerse de algunas enfermedades respiratorias, como el resfriado común, y a reducir la inflamación crónica, algo que también debilita nuestras defensas, si no se controla.

Vitamina K2: Cuidando del equilibrio

Esta vitamina, aunque es menos conocida, también aporta muchos beneficios y uno de ellos es que vigila muy de cerca, por así decirlo, a la vitamina D3. ¿Cómo así? La D3 puede ayudar a aumentar la absorción de calcio en nuestro organismo. Sin embargo, sin la vigilancia de la K2, este calcio no sería bien dirigido. Entonces, la K2 entra en acción dirigiendo el calcio hacia donde se necesita: los huesos y los dientes. Si ese calcio se desviara hacia otros lugares, como las arterias, entonces aparecerían los problemas cardiovasculares.

Pero, ¿qué tiene que ver esto con el sistema inmunológico? ¡Mucho más de lo que crees! La vitamina K2 también posee propiedades antiinflamatorias y regula los procesos inmunológicos. Al reducir la inflamación, crea un ambiente adecuado para que la D3 realice su trabajo eficazmente.

En conclusión

Finalmente, tras todo lo mencionado, podemos decir que la sinergia entre la vitamina D3 y K2 no solo puede llegar a mejorar nuestra función inmune, sino que también optimiza la salud general de nuestro cuerpo. La vitamina D3 brinda fuerza y energía inicial activando nuestras defensas y mejorando la absorción de nutrientes esenciales como el calcio, mientras que la K2 actúa como un supervisor, cuidando de que el calcio vaya a donde tenga que ir.

Juntas, estas vitaminas forman una poderosa defensa contra enfermedades y brindan los pilares que sostendrán una vida saludable. Para gozar de estos beneficios, nada mejor que incorporarlas a través de los alimentos o suplementos de vitamina D3 y K2, que nos brindarán las dosis necesarias.